James McBride nos regala un enorme epopeya en Una tienda en Chicken Hill (llamada el Cielo y la Tierra) con la que nos inmiscuimos en una compleja sociedad de la década de 1930 en un lugar fronterizo que separa la pobreza (negros e inmigrantes) y la (pura) raza blanca del norte de los Estados Unidos. La editorial Tusquets tiene toda la culpa por incrementar nuestra felicidad al editar, traducir (Juan Trejo Álvarez) y publicar esta maravilla de obra.
Deliciosa narración histórica sobre la comunidad judía al este de los EEUU. Judíos de procedencia dispar, diecisiete familias donde la gran mayoría son provenientes de Alemania, pero también de Europa del este: Polonia, Rumania, Lituania, etc…
CHICKEN HILL Y SU TIENDA
En la ciudad de Pottstown (en el estado de Pensilvania) hay un barrio que va a centrar toda nuestra atención, Chicken Hill. En ese angosto lugar multirracial viven, en 1935, familias judías, donde la que forman Moshe y Chona se convierte en el epicentro de esta obra. Alrededor de ellos McBride construye un guion digno del mejor director de orquesta. Tenemos que recalcar y subrayar la época, un periodo para nada lejano de la Guerra Civil de los EEUU o Guerra de secesión donde la Unión y los Estados Confederados libraron una batalla histórica en pos (especialmente) de la libertad e igualdad de razas en la lucha por la abolición de la esclavitud.
McBride nos abre su máquina del tiempo y nos traslada a la década de los 30 en el estado de Pensilvania. Nuestra atención se va a centrar en la comunidad judía que forma parte de Chicken Hill, en Pottstown. Este comercio lo regenta Chona, una joven judía discapacitada a causa de una cojera de por vida debido a la enfermedad de la poliomielitis que le obligaba a llevar una bota con una suela de diez centímetros de grosor.
Chona Ludlow es esposa de un talento emprendedor rumano llamado Moshe, organizador de conciertos en su teatro y hombre de gran visión de negocios en su entorno. Este comerciante judío deslumbraba por su amabilidad y “era capaz de dar hasta su última migaja. Y aquí en América se había casado con una mujer de su misma cuerda.”
Ahora en septiembre (cuando se publica esta reseña) puedo asegurar que Una tienda en Chicken Hill de McBride es mi mejor lectura de este 2024, en cuanto a novedades literarias hablamos. Estamos ante una lectura que debería de ser obligatoria para cualquier edad, género o condición por su importancia en cuanto a la discriminación racial en un momento determinado al este de Norteamérica en un periodo de entreguerras que marcó la historia reciente del país de la bandera de barras y estrellas. Unos años que no quedaban muy lejos de la construcción de la Alemania nazi de Hitler.
Este libro no lo vamos a encontrar en las estanterías de novela negra en las librerías, más bien en narrativa internacional, aunque de esto podría discernir un buen rato. ¿Qué crítica social y humana puede ser mayor que la de la defensa de la igualdad de razas y/o de sexos? McBride nos invita al conocimiento y a una reflexión necesaria, pues esos eternos problemas perduran en el tiempo y la especie humana es incapaz de resolver.
BARACK OBAMA RECOMIENDA
En una tienda de Chicken Hill fue recomendado públicamente por el ex presidente norteamericano Barack Obama (él mismo le concedió a james McBride la prestigiosa National Humanities Medal en 2016) y eso es un tanto a tener muy en cuenta. Los gustos literarios del ex mandatario son siempre a favor de los derechos humanos, en especial de los afroamericanos. Obama hizo lo propio con las obras del multipremiado premio Pulitzer Colson Whitehead (El ferrocarril subterráneo y Los chicos de la Nickel), novelas duras que no debemos de dejar en el olvido con la extrema derecha en auge en varios países y continentes.
Uno de los pequeños/grandes protagonistas de Una tienda en Chicken Hill es Dodo: un intrépido chaval de raza negra de doce años de edad y víctima de esa podrida raza blanca supremacista y podrido sistema allá por aquella época. Nombrando antes varias obras de Whitehead, Dodo podría haber viajado a bordo del ferrocarril subterráneo o ser uno de los chicos de la Nickel. La solidaridad entre judíos y negros son un ejemplo para la raza humana, en la tienda de Chicken Hill no hay distinción de colores ni credos, es emocionante.
Hay detalles que se quedan clavados, como por ejemplo la negación de Chona cuando cae enferma, de ser atendida por el médico local, que es perteneciente al Ku Klux Klan, secta en auge por entonces. A pesar de la discriminación de los blancos (y con la sombra del KKK en sus cogotes), la fortaleza de esta comunidad crece en parte a su deferencia para con los “negros” del lugar, estos en el ultimísimo escalón social.
Este libro tiene banda sonora y es ésta es espectacular: Música de Jay McShann, Louis Armstrong, Mario Bauzá y los Afrocubanos ponen ritmo a esas vidas. Sin lugar a dudas el perfil de saxofonista del autor tiene mucho que ver.
Uno de los muchos logros de James McBride es ofrecer al lector la mirada desde el interior de cada raza: judíos, negros y blancos supremacistas, luego que juzgue cada cual.
La vida no tenía demasiado valor. De hecho, la vida de un judío en la vieja Europa no valía nada. Era mejor no hacer amigos. ¡Cómo se atrevía Malaquías a decir que este país era sucio! Todo era mucho mejor aquí.