La secuela de Beetlejuice promete éxito en las pocas salas de cine que quedan en nuestro país. Lo que no sabe mucha gente es que esta comedia bizarra fue creada por Michael McDowell (Estados Unidos, 1950-1999), el escritor que nos dejó como regalo la saga Blackwater.
No recuerdo haber devorado una serie de libros desde mi adolescencia. McDowell ha conseguido atraparme, haciendo que recupere esa energía pubescente. Ha sido un no parar de pasar páginas sin cansarme, deseando avanzar en el entramado protagonizado por la familia Caskey.
PERDIDO
La historia empieza a principios del siglo XX en un pequeño pueblo situado en Alabama. Perdido es el nombre que recibe el enclave inundado por La Riada, título del primer volumen de la saga. El agua turbia cubre aserraderos y hogares. Los habitantes, refugiados en los puntos más elevados, no saben si podrán regresar a sus casas. Oscar Caskey y su esclavo Bray navegan por las aguas apestosas en una pequeña embarcación, remando hacia el único hotel de la zona. Es aquí donde encuentran a Elinor Dammert, una misteriosa mujer que declara haber estado varios días esperando a que alguien la rescatara.
Ella es y será el centro de atención de esta trama que bebe de lo fantástico. Elinor se presenta como maestra, siendo su objetivo trabajar en la escuela de Perdido. Enseguida despierta las sospechas de todos, sobre todo de la madre de Oscar, Mary-Love, una mujer manipuladora que tiene como objetivo vital el control absoluto de su hermano y sus hijos. Mary-Love tendrá que sufrir la omnipresencia de Elinor hasta que muera.
La familia Caskey está formada por Mary-Love, su hermano James y sus respectivos hijos: Sister, Oscar y Grace. La esposa de James es Genevieve, pero poco se sabe de ella al principio. Nos encontramos ante la familia adinerada del pueblo, los ricos que sustentan la vida de los negros emancipados que, habiéndose instalado en 1865, sirven y trabajan para los Caskey en sus hogares y diversos aserraderos. La inundación del pueblo sirve como detonante e hilo conductor de la pieza, narrada de forma espectacular por un escritor que controla a la perfección la construcción de tramas, personajes y diálogos.
SU MISTERIO
El río Perdido, que confluye con el Blackwater y atraviesa el pueblo, se presenta como un monstruo. Prohíben a los niños bañarse en él porque algunos han desaparecido, probablemente engullidos por un repentino remolino. Nadie navega sin miedo por el Perdido salvo Elinor, quien dice conocer perfectamente sus aguas y gozar de sus paseos matutinos. Elinor consigue el respeto y amor de la familia Caskey; no por parte de Mary-Love, quien vive con furia la popularidad de la recién llegada. Mary-Love no soporta perder el poder como matriarca.
Los fantasmas también hacen acto de presencia en esta trama. Engendros y espectros que, a pesar de lo esperado, no son tan perturbadores como la realidad de una familia maldecida por la riqueza y la codicia. Existe también un conflicto emocional vinculado a Mary-Love y a su hermano James; el surrealismo más turbio se muestra cuando éstos crían hijos que no son suyos para combatir la soledad. Una soledad que probablemente nace de la culpa y del egoísmo que les caracteriza.
SU ÉXITO
Blackwater cuenta con seis volúmenes, pero es una sola historia. Llegó a España tras cuatro décadas desde su publicación en Estados Unidos. ¿Por qué ninguna editorial había apostado antes por ella? Es más, ¿por qué no hay ninguna adaptación cinematográfica? Cuesta entender que este fenómeno haya pasado desapercibido tantos años, lejos de Europa y del resto del mundo. McDowell es aclamado por el mismísimo Stephen King: “Michael McDowell: mi amigo, mi maestro. Fascinante, aterrador, simplemente genial. El mejor de todos nosotros”.
Cuando una historia está sublimemente narrada, puede que haya algo de cierto en ella. ¿En qué o en quién se inspiró el escritor? McDowell, en su nota de autor, establece que Perdido “no tiene ni tuvo nunca los edificios, la geografía o los habitantes que le atribuyo. Además, los ríos Perdido y Blackwater no tienen confluencia alguna”. No obstante, encontré una instantánea del pueblo de Perdido inundado en 1912. Curioso.
En una entrevista para la revista Fangoria, dijo que escribía entre quince y veinte páginas cada mañana y hacía cuatro o cinco borradores de cada historia. ¿Y quién era su referente? H.P. Lovecraft. También se inspiraba en películas de terror asiáticas, de las que robó algunas ideas. Puedo decir que McDowell fue como una especie de Tarantino literario. Y que Blackwater es lo mejor que he leído en años.