Dios nos golpea a todos

Dios nos golpea a todos – Poe Ballantine

Dios nos golpea a todos, a todos, aunque a algunos más fuerte que a otros. Los personajes de la novela que tenemos entre manos son un reflejo de esta dureza universal. Los sucios compadres de Dirty Works nos regalan a la fiel congregación DW el libro de un autor que cumple con los requisitos del catálogo: Poe Ballantine, seudónimo de Edwin Hughes (1955, Denver, Colorado), vio publicada esta su primera novela de ficción allá por 2004 (God Clobbers Us All).

DIOS NOS GOLPEA A TODOS

Vaya sobre aviso que todo aquel osado en abrir esta obra se va a descojonar como nunca. Probablemente tanto los tintes dramáticos como los fatídicos tengan más peso que los irónicos o cómicos, pero el talento de Ballantine amortigua perfectamente cada golpe con un humor negro que se podría asemejar con un contra gancho de izquierdas directo al costillar de la risa del contrincante.

Ante nosotros Poe nos esboza una jaula de grillos en forma de asilo o geriátrico donde nuestro principal protagonista, el dieciochoañero Edgar Donahoe, trabaja como celador. La voz que le aflige el escritor es de un calado más maduro del que debería un joven de esa edad, por ello una mínima cordura se sirve como esperanza dentro de una vida y entorno rodeado de elementos derrumbados.

Como nos indica la sinopsis, Ed sueña con largarse a Australia pero el lodo del que intenta zafarse le cubre por encima de las rodillas y gana terreno a cada página que volteamos. En dicha ciénaga tendremos el auténtico placer de conocer a excelsos personajes como por ejemplo Pat Fillmore, compañera de penurias de Ed y a la vez su antagonista.

UNA DESAPARICIÓN

El meollo de la novela rodea a la desaparición de Bev, compañera como auxiliar de enfermería del sanatorio, que tras una ida de olla con el LSD (o tripis por estas nuestras zonas) desaparece para no dejar rastro. Ese suceso sin importancia pone en marcha una obra hilarante, donde a cada golpe que Dios arrea al reparto la ternilla se nos irá dando de sí cada vez más.

La América profunda no permanece únicamente alrededor de los Apalaches, Ballantine pone el foco en la cosa oeste, cerca de San Diego, a unos pasos de la frontera mexicana, un lugar plagado de basura blanca. Entre ola y ola nos subiremos en la tabla de Ed para surfear la marea de ponzoña que inunda estas páginas.

Javier Lucini, el traductor, debería de tener pagada una garimba por cada lector tras el currazo con sus notas. Solo con dar connotaciones de cada canción que hace suya Edgar tendría que cobrar el doble, o el triple!!

En la promo de la novela nos decían que querremos leer todo de Poe Ballantine, veremos si nos traen más material del autor denveriano, sea dicho que tiene escrita y publicada en 2006 la secuela de Dios nos golpea a todos: Decline of the Lawrence Welk Empire, ganadora del Fireword Maganize’s Book of the Year.
Y ya puestos a romper lanzas, doy toda la credibilidad a las recomendaciones para leer esta novela de monstruos como Shakespeare, Twain, Bukowski y/o Carver antes que cualquier faja apestosa que cubre hoy en día cualquier libro en nuestras librerías.

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